Editorial: nuestro pensamiento
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​2010 - present
EDITORIAL
Para comprender lo que nos está ocurriendo en cuando a los cambio, del clima, en cuanto a las catástrofes, en cuantos a los desastres, en cuanto a las guerras, y rumores de guerras, en cuanto a la descomposición de la familias, en cuanto, a decirle a lo malo bueno y a lo bueno malo, es necesario documentarnos en la palabra de Dios. es imposible ignorar lo que nos dice nuestro Creador, es imposible que haya un solo ser humano que pueda negar, la existencia de un Dios Creador, es imposible que haya científicos que puedan decir que nacimos, o que fuimos el producto de una evolución, selectiva, que todo haya salido de la nada, por sí solo, así…. Como por arte de magia, que haya habido una exploración de algo que no existía, no puede caber en la cabeza de un ser humano, el atreverse a decir, que no hace falta un creador. Uno de los hombres que estuvo con Jesús mientras el anduvo en la tierra dijo: “ellos lo hacen a conciencia” es decir, saben que es cierto que fuimos creados, por un ser Supremo, pero sin embargo pretenden ser más sabios, que los sabios. Me he inquietado mucho sobre los acontecimientos, y de cómo en unos 50 años, el aumento de la ciencia y de la maldad del hombre es tan sorprendentemente, acelerada. Pareciera que el afán apresurado por alcanzar, la totalidad del conocimiento, fuera más importante, que el sujetarse al plan de Dios.
El afán, para poder encontrar más y más placer, más y más poder y dominio sobre los demás, adquirir más y más bienes materiales, Casi todo el mundo, quiere encontrar cada vez más ventaja sobre los demás. (a esto lo llaman desarrollo…¿?)
Es verdad que esta clase de maldad está en el hombre desde los comienzos, desde cuando el primer hombre y la primera mujer, desobedecieron, sin embargo la diferencia de hoy día es que ese proceso se ha multiplicado, el afán, hace que se multiplique cada vez más el delito.
Solución? Bienaventurados los hermanos que se reúne con frecuencia en sus Iglesias, y dedican gran parte de su tiempo, para estar en comunión con su Creador.